Ataques al HMS Broadsword y HMS Coventry
Divididos en dos escuadrillas de tres aviones ('Escuadrilla Vulcano y Escuadrilla Zeus), los Vulcano despegaron dejando en tierra a uno de los aviones que presentó
problemas técnicos. Los Zeus también se redujeron a dos aviones poco tiempo después del despegue. Los restantes cuatro Skyhawks siguieron adelante con la misión. Como la Coventry y la Broadsword
se encontraban más próximos al territorio continental Argentino que el resto de la Fuerza de Tarea, cada avión podía llevar una carga completa de tres bombas de 1,000lb.
Volando extremadamente bajo y escondiéndose, inicialmente, detrás de la Isla Borbón al Sur, el radar de la Coventry fue incapaz de identificar cualquier avión
atacante. La Broadsword, sin embargo, pudo ver dos blancos, y pidió una patrulla aérea de Sea Harrier, confiando que ellos podrían neutralizar las incursiones. El radar de Coventry era aún
incapaz de detectar los contactos debido a los ecos de retorno producidos por la Isla Borbón, y sus observadores visualizaron primero a los aviones. Las pequeñas armas y el Oerlikon abrieron
fuego, y los dos A-4B alteraron el curso alejándose de la Coventry hacia la Broadsword que tenía un Sea Wolf enfocado firmemente en un contacto individual.
Momentos antes de que el Sea Wolf estuviera listo para ser disparado, el blanco individual que se había enganchado firmemente, se transformó en dos blancos,
confundiendo el sistema. Los comandos automáticos del lanzador se bloquearon y fue imposible restablecerlos a tiempo, antes que los dos de primeros A-4B atacaran a la Broadsword.
La Escuadrilla Vulcano, el Capitán P. Marcos Carballo y el Teniente Carlos Rinke, atacaron la Broadsword, enfrentando un intenso fuego, que incluía el de pequeñas
armas, pero de sus seis bombas, sólo una impactó en la Broadsword. Esta bomba rebotó en el mar cerca de la popa, saltó hacia el otro lado de la nave pasando sobre la plataforma de vuelo
golpeando, en su camino, la nariz de un helicóptero Lince y empezando un fuego. La bomba continuó su vuelo fuera de la nave, terminando su recorrido en el mar, sin ocasionar peligro.
La Escuadrilla Zeus, Primer Teniente Mariano À. Velasco y el Alférez Jorge Barrionuevo, llegaron a continuación. Una vez más la Coventry y la Broadsword desestimaron
la ayuda de la patrulla aérea de los Sea Harrier. La Coventry disparó un sólo Sea Dart pero ambos A-4B consiguieron evadir el proyectil. La Broadsword consiguió desbloquear su Sea Wolf y llevó a
cabo maniobras evasivas de último minuto, pero la Coventry se cruzó delante de la línea de fuego de la Broadsword, lo que impidió lanzar el Sea Wolf por miedo de pegarle a la Coventry. Ahora los
dos A-4B estaban a pocos segundos del blanco.
Velasco disparó sus cañones, impactando el área del hangar, luego presionó el disparador para descargar sus bombas pero las tres bombas fallaron en desprenderse del
avión. Desgraciadamente, eso fue la última situación de suerte para la Coventry. Barrionuevo soltó sus bombas en el momento correcto y las tres bombas impactaron en la nave, generando una gran
destrucción en su camino hacia el interior de la nave. Equipadas con mecanismos de retraso, una bomba falló, pero las otras dos explotaron varios segundos más tarde dentro de la nave, destruyendo
una gran parte de su costado, a babor, matando varios tripulantes, principalmente en el alojamiento de la máquina auxiliar, el cuarto de la computadora y el comedor, dónde se había instalado la
sala de primeros auxilios. La explosión, justo en frente del cuarto de la computadora, se propagó a través de la puerta abierta del cuarto de la computadora y destruyó la sala de operaciones. Un
gran fuego se inició inmediatamente y el agua comenzó a entrar a raudales dentro de la nave a través de los agujeros que se abrieron en su lado.
La tercera bomba no había explotado, pero el agujero que produjo en las cubiertas permitió que el humo y el fuego se propagaran más allá de las posibilidades de
controlar los daños y combatirlos, y como el agua entraba a raudales en la nave, ella comenzó a inclinarse rápidamente hacia babor. El gran número de agujeros producidos por las bombas, sus
explosiones y el fuego de los cañones, quedaron debajo de la línea de flotación y agregaron el peso de agua que entraba a raudales en la nave.
No fue dada ninguna orden para abandonar la nave, la confusión y el caos y el fracaso total de las comunicaciones se vieron a lo largo del buque, pero estaba claro
para todos que la Coventry estaba en una mala situación y tenía que ser abandonada. Calmadamente, eficazmente, la tripulación cercana a la cubierta superior había soltado los botes salvavidas
laterales de estribor, aquéllos ubicados a babor ya estaban comprometidos por una posición de elevado ángulo para cualquier uso. La evacuación tuvo lugar de un modo ordenado, mientras varios
miembros de tripulación estaban realizando heroicos intentos para rescatar a los compañeros sobrevivientes en los destruidos y ardientes compartimientos a lo largo de la nave.
La Broadsword había comenzado inmediatamente con las operaciones de rescate usando los botes salvavidas de su nave y helicópteros que llegaron desde las naves ubicadas en aguas de San Carlos. Un acto particularmente valiente en vuelo del tripulante CPO M J Tupper del 846 NAS, realizando vuelo estacionario cerca de la Coventry (qué podía explotar en cualquier momento), permitiría que 17 sobrevivientes localizados en botes salvavidas entrampados junto a los restos de la nave pudieran ser izados hacia la Broadsword. Tupper luego recibiría la Medalla de Servicio Distinguida por su valentía. La tripulación de la Broadsword, con sus propios botes salvavidas y botes de goma Géminis, realizó una magnífica tarea remolcando los botes salvavidas del Coventry alejándolos de la zona cuando el buque rodaba sobre su eje, a pesar del peligro que existía de una explosión mayor.
Veinte minutos más tarde de que la primera bomba había impactado en la nave, la Coventry había volcado completamente. 19 de sus tripulantes estaban muertos.
Los cuatro Skyhawks volvieron a su base sin inconvenientes, aunque el A-4B de Carballo tenía un tanque de combustible perforado por el fuego de la Broadsword. El desafortunado piloto del avión cuyas bombas no salieron, Velasco, regresaría a la acción dos días más tarde, llevando a cabo un ataque a las tropas en la Bahía Ajax. El HMS Fearless impactó su A-4B con fuego de cañón y su avión estalló en llamas. Con su sistema hidráulico también perdido, Velasco se eyectó sobre la Malvina Oriental, entre Puerto Fox y Puerto Howard. Luego de caminar 2 días, él encontró una casa vacía con alguna comida, y poco tiempo después se encontró con algunos kelpers. Luego de intentar comprarles, sin éxito, un caballo, fue trasladado a Puerto Howard. Él no participó más en la guerra. Los otros tres pilotos también sobrevivían el resto del conflicto.
Fuente http://www.fundacion-malvinas.org.ar
http://www.fuerzaaerea.mil.ar